Para muchas personas no
relacionadas al campo de las finanzas,
les resulta bastante intrincado siquiera pensar en estados financieros,
en todas las cifras y de la relación que estás encierra en términos contables y
financieros. Más aún, muchos analistas pueden pasar por alto la evaluación de
la relación entre las diversas cuentas de una empresa y su racionalidad
respecto a los objetivos que se buscan. Dentro de ello, por ejemplo, se
encuentran el calce de capital de trabajo[1]
y del capital fijo, que dependerá en términos centrales, del tipo de empresa y
su entorno económico y financiero.
Dicho lo anterior, vamos a
analizar como se plasma el funcionamiento de una empresa a través de sus
estados financieros – balance general en este caso – en términos de inversión y
financiamiento. Para ello, es fundamental partir de la equivalencia contable:
Bajo esta
perspectiva, el balance general representa la posición de una empresa en
términos de inversiones (activos) y financiamiento (pasivos y patrimonio).
Las
inversiones, como sabemos, son operaciones que ejerce una persona u
organización con el fin de obtener una ganancia sobre ellas (rentabilidad), de
acuerdo a los riesgos[2]
que dichas posiciones implique.
Las
inversiones se pueden clasificar por el nivel de liquidez, es decir, por la
facilidad para hacerlas dinero:
INVERSIONES
DE CORTO PLAZO.- Propiamente se trataría del capital de trabajo bruto, que son
todas las operaciones que la empresa realiza para que el negocio funcione y
ejecute sus ventas. Dentro de estas inversiones se tiene Efectivo, Cuentas por
Cobrar, Inventarios, Valores y otras inversiones de corto plazo, es decir, cuyo
periodo de convertibilidad en efectivo en promedio sea menor a un año.
INVERSIONES
DE LARGO PLAZO.- Dentro de este rubro se podrían considerar las inversiones (Infraestructura)
que la empresa realiza en maquinarias, equipos,
edificios, terrenos, intangibles[3] etc,
cuyo papel coadyuva al desarrollo del negocio y su participación está en
función al tipo de empresa. Son inversiones que no son fácilmente convertibles
en dinero, entendiéndose que se adquieren para utilizarlo por un periodo mayor
a un año.
Pero los recursos[4] para
realizar las inversiones no salen del sombrero de un mago. Los fondos
(Financiamiento) pueden provenir de dos fuentes; de terceros y propios, podemos
separarlos por plazos, de acuerdo al grado de exigencia de la devolución de los fondos
invertidos:
FINANCIAMIENTO
DE CORTO PLAZO.- Dentro de este rubro
están las fuentes de financiamiento de terceros que sirven generalmente para
financiar capital de trabajo, es decir las inversiones de corto plazo, dado que
se espera que éstas se recuperen en un
plazo menor o igual a la devolución de los fondo. En este apartado están
Crédito de Proveedores[5],
Préstamos Bancarios, Tributos por Pagar, Otras Cuentas por Pagar, etc.
FINANCIAMIENTO
DE LARGO PLAZO.- Son los recursos que servirán para financiar las inversiones
de largo plazo, preferentemente. No obstante, algunas empresas logran financiar
inversiones de corto plazo con financiamiento de largo plazo, permitiendo tener
una holgura para pagar dichas deudas ya que se espera que ingrese más rápido el
dinero que en devolverlo. Dentro de este financiamiento, podemos observar los
bonos, los prestamos leasing, otros prestamos de largo plazo, etc.
De otro
lado, tenemos el financiamiento a través del patrimonio (recursos propios), que
se considera de largo plazo, toda vez que no se espera que alguien que invierta
un capital en un negocio tienda a requerirlo al menos en el corto plazo, a menos
que analice que va a perder más si sigue en el negocio.
Como ya se dijo,
las inversiones tienen como objetivo obtener ganancias, lo cual tratándose
del futuro se encuentra inmersa a una serie de riesgos, que deben ser administrados
de acuerdo a cada tipo de riesgo.
Una buena
administración financiera, en concordancia con un plan estratégico permitirá
que los conceptos antes señalados
generen ingresos (ventas), lo cual reditúe en ganancias sobre las inversiones,
que deberían estar por encima del costo de financiamiento, generando valor
agregado a la empresa.
[1]
El capital de trabajo (bruto) es la inversión de una empresa en activos a corto
plazo (efectivo, valores negociables, cuentas por cobrar e inventarios). El
capital de trabajo neto se define como los activos circulantes (inversiones de
corto plazo) menos los pasivos circulantes (financiamiento de corto plazo). En
el siguiente articulo, se tratará mas afondo estos conceptos.
[2]
El riesgo está definido como la posible ocurrencia de un hecho que afecte
negativamente los objetivos propuestos. Una empresa se enfrenta a varios tipos
de riesgos, que se pueden administrar pero no eliminar.
[3]
Dentro de intangibles se consideran a
todos los bienes económicos inmateriales de propiedad de una persona, empresa u
organización, tales como patentes, marcas, derechos de llave, etc.
[4]
Llamemos recursos a todos los fondos válidos que sirvan para financiar los
activos, si no se hace esta distinción, se podría pensar que todo tiene que ser
dinero. Por ejemplo, una persona puede iniciar un negocio cuyo capital sea parte
o la totalidad de su cosecha (financiamiento) de arroz, este a su vez puede
sería parte de las inversiones de corto plazo como inventario.
[5]
Aquí cabe resaltar que los componentes de las inversiones y financiamiento
depende del tipo de empresa, por ejemplo, para una empresa financiera, hablaremos
de los créditos que otorga como las inversiones de corto plazo (dentro de este
enfoque) y de los depósitos que capta como su fuente de financiamiento. En
ambos casos, se pueden calzar los plazos a favor de evitar algún riesgo de
liquidez o falta de fondeo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario